AUTONOMIA Y CAPACIDAD FUNCIONAL

El servicio de fragilidad no solo impacta directamente en la calidad de vida de los pacientes al apoyar su autonomía y capacidad funcional, sino que también ayuda a garantizar la viabilidad y eficiencia de los sistemas de salud.

Esto se consigue mediante el uso del SpeedAge, un dispositivo validado para la práctica clínica diaria que, junto con su software, permite realizar una valoración integral del paciente. Con el SpeedAge, se pueden registrar y analizar de forma precisa la velocidad de marcha, el SPPB, el Índice de Barthel, y el Mini-Mental State Examination (MMSE). Estos datos se almacenan en el sistema, facilitando valoraciones posteriores y el seguimiento de la evolución del paciente a través de gráficas detalladas.

Esto se logra a través de:

1.  Prevención de enfermedades crónicas y complicaciones: La intervención temprana basada en la valoración de la velocidad de marcha y herramientas como el SPPB permite implementar ejercicios específicos que reducen el riesgo de caídas, fracturas y la progresión de la fragilidad hacia discapacidades graves.

2.  Optimización del uso de recursos sanitarios: Al mantener a los pacientes en mejor estado de salud, se disminuye la necesidad de hospitalizaciones, visitas a urgencias y tratamientos de alto costo asociados con condiciones avanzadas o complicaciones.

3.  Gestión más eficiente de enfermedades crónicas: El enfoque multidimensional del servicio, respaldado por los datos registrados en el SpeedAge, permite un manejo más efectivo de condiciones crónicas, mejorando la adherencia a tratamientos y reduciendo el impacto de las comorbilidades.

Estos beneficios no solo mejoran la calidad de vida de los pacientes, sino que también alivian la carga económica y operativa sobre los sistemas de salud públicos y privados, garantizando un seguimiento continuo y personalizado gracias a las herramientas gráficas del software del SpeedAge.

Informacion@speed-age.es