FRAGILIDAD Y NUTRICIÓN

La fragilidad en personas mayores es un síndrome clínico que se caracteriza por la disminución de la capacidad de reserva del cuerpo, lo que hace que las personas sean más vulnerables a los efectos del estrés y los cambios en su salud. Entre los factores clave que influyen en la fragilidad, la nutrición juega un papel fundamental.

Relación entre fragilidad y nutrición:

  1. Pérdida de masa muscular (sarcopenia): La fragilidad está estrechamente relacionada con la sarcopenia, que es la pérdida progresiva de masa y fuerza muscular. Una dieta insuficiente en proteínas, calorías y ciertos nutrientes esenciales (como vitamina D) puede acelerar este proceso.
  2. Bajo consumo de proteínas: Las proteínas son esenciales para el mantenimiento de la masa muscular. En los adultos mayores, la recomendación es consumir entre 1.0 y 1.2 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal para prevenir la pérdida muscular. Alimentos ricos en proteínas, como carnes magras, pescados, legumbres, huevos y productos lácteos, son clave.
  3. Deficiencia de micronutrientes: Las vitaminas y minerales, como la vitamina D, la vitamina B12, el calcio y el hierro, son importantes para el funcionamiento adecuado del organismo. Las deficiencias de estos micronutrientes pueden empeorar la fragilidad. Por ejemplo, la falta de vitamina D puede llevar a una debilidad muscular, aumentando el riesgo de caídas.
  4. Desnutrición: Muchas personas mayores tienen una ingesta inadecuada de alimentos debido a factores como la pérdida de apetito, dificultades para masticar o problemas de salud crónicos. Esto puede llevar a una desnutrición, que está directamente vinculada con la aparición de fragilidad.
  5. Estado inflamatorio: La inflamación crónica de bajo grado, común en la vejez, también puede estar relacionada con una mala nutrición. Los alimentos ricos en antioxidantes (como frutas y verduras) y ácidos grasos omega-3 (presentes en el pescado) pueden ayudar a combatir esta inflamación.
  6. Hidratos de carbono y grasas saludables: Asegurar una ingesta adecuada de carbohidratos complejos (como los cereales integrales) y grasas saludables (como el aceite de oliva y los frutos secos) es importante para mantener la energía y el funcionamiento general del cuerpo.

Recomendaciones para mejorar la nutrición en personas mayores frágiles:

  • Aumento de la ingesta proteica: Repartir el consumo de proteínas a lo largo del día para facilitar su absorción y síntesis.
  • Suplementación adecuada: En algunos casos, puede ser necesario recurrir a suplementos de proteínas, vitamina D, calcio o multivitamínicos bajo supervisión médica.
  • Alimentos energéticos y densos en nutrientes: Optar por alimentos fáciles de masticar y ricos en nutrientes para asegurar una ingesta adecuada.
  • Supervisión nutricional: Consultar a un nutricionista especializado en geriatría para evaluar y ajustar la dieta según las necesidades específicas de la persona.

Un enfoque dietético adecuado es esencial para prevenir o ralentizar la progresión de la fragilidad, mejorando la calidad de vida de las personas mayores.

Referencias bibliográficas:

Fried LP, et al. (2001). Frailty in older adults: evidence for a phenotype. Journal of Gerontology.

Cederholm, T., et al. (2019). ESPEN guidelines on nutrition in the elderly. Clinical Nutrition.

Morley, J. E., et al.* (2013). Frailty consensus: a call to action. Journal of the American Medical Directors Association.