Un gran hombre mencionó una vez una gran cita: No le des años a la vida, dale vida a los años. Un tal Abraham Lincoln, que ya por aquella época pensaba más en la calidad de vida que en la longitud.
Actualmente la ciencia y la medicina han avanzado tanto que somos capaces de vivir más de cien años, y gracias a ello hemos conseguido ser el segundo país con mayor esperanza de vida del mundo, después de los japoneses. Pero esto no es solo gracias a la medicina, otros factores como el estilo de vida, la alimentación o el clima son componentes que favorecen la longevidad.
Por este motivo es por lo que las investigaciones de los últimos años se están centrando en la calidad de vida. Cada año se descubren nuevos medicamentos mejorados para el corazón, la tensión, el azúcar, la osteoporosis, el sueño, la depresión y un extenso etcétera. Y después de tanto estudio, ¡han encontrado la pastilla perfecta! La
“POLIPILDORA”, que es capaz de darle solución a todas esas patologías que aparecen con los años, y que nos hacen tomarnos 5, 10 o 15 pastillas diarias. Únicamente con un tratamiento seremos capaces de mantener a raya esas enfermedades, el EJERCICIO.
Cumpliendo una serie de recomendaciones de actividad física muy sencillas, conseguiremos revertir el declive de la capacidad funcional. La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó 6 pautas muy sencillas para un envejecimiento saludable que se pueden resumir en: De 150 a 300 minutos de ejercicio semanales (caminar, nadar o montar en bicicleta), entrenamiento de equilibrio para aquellos con problemas de caídas y movilidad, y última pero no menos importante, hacer ejercicios de fuerza al menos 2 días a la semana.
Y es en este último donde se están centrando las investigaciones más recientes. El entrenamiento de los músculos con el objetivo de aumentar su cantidad y calidad es el pilar fundamental. La musculatura corporal es el motor que tenemos para andar, levantarnos de una silla o de una cama. Sin ese motor, no existe movimiento, y por tanto no hay vida más allá de la cama.
Por tanto, y haciendo caso de lo que la ciencia nos dice, debemos centrar nuestros esfuerzos en un entrenamiento de fuerza efectivo. Existen multitud de programas de entrenamiento de fuerza, además de recomendaciones sobre lo que puede y no puede hacer cada uno. Aquellas personas con alguna patología complicada deberían consultar con su médico antes de comenzar con un programa de fuerza muscular, y como segundo paso acudir a un profesional del ejercicio para iniciar un entrenamiento pautado e individualizado. Estos podrán diseñar una programación que se ciña a sus gustos, necesidades y horarios, y le irá ajustando la intensidad del entrenamiento para que cada día mejore más y más.
Para finalizar me gustaría dejarles una sencilla receta que podría ayudarles a iniciar un estilo de vida activo y un compromiso hacia su futuro y el de todos. A partir de mañana cuando se levante de la cama aprovechará para realizar 10 repeticiones de estos
sencillos ejercicios:
- Levantarse y sentarse de la cama o una silla
- Levantar una rodilla hacia delante.
- Doblar la rodilla llevando el pie hacia el culo.
- Separar una pierna hacia el lateral.
- Caminar sobre una línea tocando talón con punta.
Rafael García Molina.
Doctor en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte. Especialista en ejercicio en la tercera edad y en la prevención de caídas. Trabajador del Servicio de geriatría del Complejo Hospitalario de Albacete.