En los cribados realizados con el dispositivo Speed-Age, es frecuente encontrar adultos mayores con velocidad de marcha reducida que refieren dolor crónico. Muchos de ellos no hacen ejercicio no por falta de voluntad, sino porque «les duele algo» cada vez que lo intentan. Esta realidad, más común de lo que parece, revela una relación estrecha entre dos condiciones que se potencian entre sí: fragilidad y dolor crónico.
¿Cómo se relacionan la fragilidad y el dolor crónico?
Numerosos estudios han demostrado una relación bidireccional entre el dolor crónico y la fragilidad en los adultos mayores:
- El dolor crónico favorece la aparición de fragilidad.
El dolor persistente reduce la movilidad, limita la actividad física y favorece el aislamiento social. Esta combinación lleva a una pérdida progresiva de masa muscular, fuerza y autonomía funcional, componentes clave del síndrome de fragilidad. - La fragilidad incrementa la percepción y el impacto del dolor.
La pérdida de masa muscular y estabilidad postural aumenta el riesgo de caídas y lesiones. Además, los sistemas nervioso y endocrino de las personas frágiles muestran una mayor sensibilidad al dolor y menor capacidad de respuesta frente al estrés físico.
Evidencia científica:
- Stubbs et al., 2020: El dolor crónico duplica el riesgo de desarrollar fragilidad (PubMed)
- Patel et al., 2019: El 67% de las personas frágiles presentan dolor crónico (PMC)
❗ Dolencias concretas que dificultan el ejercicio de fuerza
El ejercicio de fuerza es la intervención más eficaz para revertir la fragilidad. Sin embargo, ciertas localizaciones de dolor limitan gravemente su realización:
1. Dolor de rodilla (gonalgia)
Causado generalmente por artrosis, impide ejercicios básicos del tren inferior como levantarse de una silla, caminar rápido o subir escaleras. Esto acelera la pérdida de masa muscular y el deterioro funcional.
2. Dolor lumbar crónico
Uno de los dolores más frecuentes en mayores. Genera rigidez, miedo al movimiento (kinesiofobia) y evita ejercicios fundamentales para mantener fuerza en la zona media del cuerpo, clave para la estabilidad postural.
3. Dolor de hombro
Especialmente en casos de tendinopatías o roturas del manguito rotador. Limita la movilidad del tren superior, la autonomía en las actividades básicas y la capacidad de realizar ejercicios con carga.
4. Dolor neuropático (ej. neuropatía diabética)
Sensación de ardor o pinchazos en piernas o pies. Interfiere con la marcha, el equilibrio y la capacidad de realizar ejercicios que requieran apoyo sobre extremidades inferiores.
5. Dolor por fracturas vertebrales osteoporóticas
Causa dolor agudo y crónico en la zona dorsal o lumbar. Su efecto debilitante es profundo: reduce la movilidad, la respiración profunda y la tolerancia al ejercicio, incrementando el riesgo de inmovilidad prolongada.
Referencias adicionales:
- Sáez-López et al., 2022 – Dolor crónico y fragilidad: ¿qué sabemos? (RESED)
- Abdulla et al., 2013 – Management of pain in older people: position paper (PMC)
- Reyes-Ortiz et al., 2016 – Chronic Pain and Physical Performance in Older Adults (PubMed)
🏋️ Dolor no significa detenerse: adaptar, no renunciar
En Speed-Age promovemos un abordaje activo y personalizado. Identificar el origen del dolor permite adaptar el ejercicio, no suspenderlo. Por ejemplo:
- En casos de artrosis de rodilla, se puede comenzar con ejercicios isométricos en sedestación.
- En personas con dolor lumbar, el fortalecimiento del core puede hacerse en posición supina o sentada.
- Si hay dolor en hombros, se puede entrenar el tren inferior de forma eficaz mientras se rehabilita el hombro.
✅ Un buen cribado con Speed-Age, junto a un equipo formado, permite distinguir qué ejercicio es posible, qué debe adaptarse y cuándo es necesario derivar.
✔️ Conclusión
El dolor crónico no solo es una causa frecuente de fragilidad, sino también una barrera oculta para que el adulto mayor se mueva y recupere su independencia. Incorporar la evaluación del dolor en las valoraciones de salud funcional permite intervenir de forma precoz y eficaz.
En el Servicio de Longevidad de Speed-Age, esto ya está ocurriendo: las farmacias y clínicas no solo miden velocidad de marcha y fuerza muscular, sino que entienden lo que hay detrás de un paso lento o de una persona que no se levanta sola de la silla.
“No es que no pueda hacer ejercicio, es que cada vez que lo intento… me duele.”
Ese es el momento clave donde empieza la intervención.