La expresión “envejecimiento” se utiliza para referirnos al aumento de los mayores en el conjunto de una población. Actualmente una persona se considera vieja si tiene más de 65 años, y el umbral de envejecimiento poblacional se define cuando al menos el 10% de la población es mayor de esa edad. Las sociedades desarrolladas tienen tasas de envejecimiento cercanas al 20%.
La edad de 65 años es demasiado temprana para considerar vieja a una persona que la cumple, por lo que lo razonable es elevar el umbral, sobre todo en países con altas esperanzas de vida. Así, por ejemplo, en Japón se están considerando tres estratos de edad según su riesgo; la prevejez, de 65 a 74; la vejez propiamente dicha, de 75 a 90 años, y los súper mayores, por encima de esta última edad.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) 2016, el porcentaje de personas con 65 años o más años es el que supone un mayor riesgo de discapacidad y consumo de recursos, y representa el 32,1% de los mayores de 65 años. Así mismo, se ha producido un aumento de la esperanza de vida al nacer, 83,1 años de forma global, 80,3 años en los varones y 85,7 años en las mujeres.
La consecuencia de estos datos demográficos es la preocupación general en todos los ámbitos.
LA CAPACIDAD FUNCIONAL, EL AUTÉNTICO EJE DE LA ATENCIÓN SANITARIA A LOS MAYORES
La capacidad intrínseca se define como la combinación de todas las capacidades físicas y mentales con las que cuenta una persona, las características del entorno que afectan a esa capacidad, y las interacciones entre la persona y esas características.
La capacidad intrínseca se compone de cino grandes dominios.
- La movilidad
- La cognición
- Los sentidos
- La capacidad psicológica
- La vitalidad
Todos estos dominios están compuestos por diferentes atributos que pueden ser MEDIBLES o IDENTIFICABLES.
Desde un punto de vista más clínico, se entiende por función o funcionalidad la capacidad de realizar actividades motoras que requieren acciones musculares y que nos van a permitir vivir de forma independiente.
LOS DOS GRANDES DOMINIOS:
Función física/limitación funcional (capacidad/incapacidad para realizar tareas motoras simples o individuales, como caminar, agacharse o llevar objetos)
Capacidad/discapacidad (posibilidad/imposibilidad para realizar las actividades, tareas y roles socioculturales definidos dentro de un entorno físico y socio cultural como conducir, comprar o bañarse)
La reducción de la capacidad intrínseca asociada al envejecimiento, que en fases iniciales constituye la fragilidad (un síndrome potencialmente reversible), facilita que cambios leves en la homeostasis motivados por la enfermedad crónica, condiciones de salud, fármacos, estresores mentales o condicionantes sociales desencadenen discapacidad.
IMPORTANCIA DE LA FUNCIÓN
La evaluación del estado funcional proporciona información básica del estado de salud, de la calidad de vida, de la necesidad de cuidados formales e informales y del pronóstico a corto y largo plazo. La expectativa de vida disminuye con un peor estado funcional, una mayor edad y el sexo masculino. Igualmente se ha descrito cómo la velocidad de la marcha es mejor predictor de mortalidad que la propia hipertensión arterial en los mayores, y existen gráficas que permiten calcular la esperanza de vida según la velocidad de marcha.
SPEED-AGE (El pasillo de marcha)
Hoy día, gracias a un equipo de investigación liderado por el Jefe del servicio de Geriatría del Hospital General de Albacete, Dr. Pedro Abizanda, hacer la medición de la velocidad de marcha (VM) es muy fácil con el dispositivo Speed-Age. Se puede realizar de manera sencilla, fiable, segura y hacer un seguimiento en el tiempo al paciente para ver su evolución.
Lo que no se mide no existe o no se puede mejorar.