Se define como un modelo porque pretende contribuir a un necesario cambio en el enfoque de la intervención, situando en el centro de atención a la persona en su día a día, permitiendo su autonomía, potenciando su independencia y destacando el papel terapéutico de lo cotidiano y lo significativo para cada individuo. Este modelo pretende que la atención de la salud se enriquezca de la colaboración entre profesionales, pacientes y familias, cuando es necesario, para garantizar las decisiones del paciente y sus preferencias, y la educación y el soporte de estos necesitan para tomar decisiones y participar en su autocuidado.
El modelo ABP (Atención Basada en la Persona), o basado en el individuo, persigue promover que quien recibe la atención sea capaz, mediante los apoyos precisos, de minimizar su situación de fragilidad, discapacidad o dependencia y al tiempo pueda ejercer al máximo su autonomía personal para seguir desarrollando y controlando su propio PROYECTO DE VIDA.
La Organización Mundial de la Salud defina la ABP como “la que se consigue cuando se pone a la persona como eje sobre el que gira el resto de las dimensiones relacionadas con la intervención basada en evidencia científica, la organización del servicio, el equipo y la interdisciplinariedad, y el ambiente”
La DIGNIDAD es el eje fundamental de este modelo de atención, y para ello se basa en principios en los que se rige que se enumera a continuación y que por sí solos soportan la aceptación de este modelo:
-Autonomía-Capacidad del individuo de control sobre su propia vida y de actuar con libertad.
-Individualidad– Todos somos iguales ante los derechos, Pero a su vez somos únicos y diferentes del resto de personas.
-Independencia– Se trata de reconocer, estimular y potenciar las capacidades del individuo.
-Participación– Todas las personas con incapacidad y dependencia tienen derecho a participar en las decisiones personales o comunitarias.
-Inclusión social– Aquellos individuos que requieran de apoyo también son miembros de la comunidad y tienen derechos como el resto de las personas.
-Continuidad de la atención– Las personas con fragilidad, discapacidad o dependencia deben tener acceso a los apoyos que sean necesarios para su intervención.
Si comparamos el modelo de atención basado en problemas o enfermedades y el de ABP, encontramos diferencias tangibles y particularidades de cada uno de ellos. En el primero hay un claro paternalismo del médico, con atención fraccionada o episódica, que tiene al hospital como eje central y con múltiples servicios.
En el modelo de ABP hay una aproximación multidisciplinaria, con clara corresponsabilidad de los miembros del equipo, una atención continua y son los servicios los que se desplazan hacia los usuarios.
Los diferentes niveles de asistencia no es una característica del modelo de ABP, pero sí una herramienta muy importante para poder intervenir en las personas, de acuerdo con sus necesidades, y suele tener unos criterios de inclusión y exclusión que son de amplia aplicación en geriatría.